Los hechos y argumentos fundamentales sobre la cuestión del Decanato. Tomado de “La transición de 1913 y la cuestión del decanato" , Ediciones de la Pluma, Montevideo, 2001”, con autorización.La polémica sobre el decanato.
En el año 1913, Peñarol vivió un proceso de transición política y reorganización institucional. En los fundamental se rompieron los últimos vestigios del vinculo original con el Ferrocarril Central del Uruguay.
Este hecho no tuvo relevancia deportiva, el club continuó compitiendo normalmente y mantuvo la afiliación a la Liga en todos sus términos.
Pasados 25 años, es decir en 1938, un grupo de socios y partidarios de Nacional decide cuestionar la continuidad C.U.R.C.C.-Peñarol con el solo fin de reclamar para el Club Nacional de Football la condición de decano, es decir el socio más antiguo de la Liga. Para hacerlo, se apoyaron en algunas contradicciones e informaciones fragmentarias sobre el proceso de transición.
Durante otros 25 años el Club nacional de Fútbol no tomó en serio las trasnochadas intenciones de ese grupo de socios. En 1950, el Club Nacional del Football, luego de un largo proceso de lucha política interna en torno al tema se dejó ganar por la pasión y la tenacidad de un grupo de asociados que logró imponer su tesis contando con el fanatismo de algunos y la pasividad cuando no el temor de otros.
En 1991, en ocasión del Centenario del Peñarol, una comisión designada por el Club Nacional de Fútbol decidió redactar un documento oficial con su tesis. En procura forzar la adaptación de los hechos jurídicos e históricos a esa tesis.
En ese intento cometieron errores fundamentales:
a) Pretender, sin pruebas, que hubo una nulidad jurídica en lo actuado en 1913 y que hubo un fraude contra el “viejo C.U.R.C.C.
b) No hacerse cargo del hecho contundente de que el Poder Ejecutivo, al otorgar la personería jurídica, le otorga derechos a Peñarol sobre el propio nombre, sobre el de “Central Uruguay Railway Cricket Club”, así como la fecha de fundación. Trámite que no fue objeto de ningún cuestionamiento por parte de quienes hubiesen podido sentirse afectados.
c) Equiparar un equipo de veteranos y funcionarios (el C.U.R.C.C. 1914) con Peñarol, uno de los dos clubes más populares del país al que seguían miles de aficionados.
En el año 2001, una investigación de Luciano Álvarez, con la colaboración de Carlos A.Mata Prates, demostró la falsedad de todos y cada uno de los argumentos oficiales del Club Nacional de Footbal.
Los argumentos publicado en el libro “La transición de 1913 y la cuestión del decanato" , Ediciones de la Pluma, Montevideo, 2001”, son concluyentes y no han sido refutados por Nacional ni ninguno de los socios y partidarios.
Esta es una síntesis que explica el proceso en cuestión.
1. El CURCC nació, como todos los clubes de la época, como una opción destinada al esparcimiento de los funcionarios de la empresa del Ferrocarril. Su Consejo directivo era un reflejo de las jerarquías del Ferrocarril, y el administrador general —como presidente del club o fuera de él— no era un primero entre pares, sino un jefe.
2. Bajo los primeros presidentes y al mismo tiempo administradores generales de la empresa —Frank Henderson y Frank Hudson—, el club se desarrolló y adquirió una popularidad inesperada y hasta entonces desconocida.
3. En el origen de esa popularidad hay dos elementos fundamentales: la protección y facilidades que le brindaba la empresa y el hecho de estar enclavado en la mayor concentración obrera del país: la villa Peñarol.
4. Esa popularidad se expresó tempranamente, cuando el club comenzó a ser conocido en el habla común y en la prensa como Peñarol y no como C.U.R.C.C. En 1913 ya existían en el Uruguay numerosos clubes en ligas barriales, comerciales y en ciudades del interior que llevaban el nombre de Peñarol y lucían sus colores; también en el extranjero, --El Peñarol de Córdoba (1908), el Peñarol Argentino A.C (1912), entre otros.
5. A partir de 1906, con la llegada de Charles W. Bayne como nuevo administrador general, la situación institucional cambió radicalmente. Bayne no sólo rechazó la presidencia de Peñarol, sino que decidió retacear crecientemente la protección que hasta el momento se le había dado y pretendía, si no la disolución de Peñarol, al menos que este abandonara la villa. Existen numerosos hechos y testimonios que expresan este conflicto y lo explican en los mismos términos.
6. A pesar de la posición de la empresa, los funcionarios que dirigían el club —fundamentalmente vinculados a los talleres—, así como numerosos socios no empleados, siguieron trabajando por él, y la popularidad de Peñarol se mantuvo.
7. En 1908, una huelga de 41 días deterioró aún más las relaciones entre la dirección de la empresa y el club. En medio de la crisis originada en la huelga, Peñarol sobreviviría gracias a la acción decidida de los directivos y socios no empleados, quienes serían los encargados de echar las bases políticas de su independencia.
8. En 1913, los acontecimientos se precipitan. Bayne, el administrador del ferrocarril decide que Peñarol debía desafiliarse de la Liga y abandonar la villa.:“Que éstas órdenes contrariaran o no nuestra manera de pensar no viene al caso. Pero fue por eso que las reformas proyectadas primeramente, fueron rechazadas por la Asamblea [del 2 de junio de 1913], pues ellas implicaban la permanencia del club, con todos sus inconvenientes, cerca de los talleres”. (Ing. Percy Sedgfield, prsidente del C.U.R.C.C. en 1914)
9. Ante el bloqueo de la situación que afectaba profundamente al club, los dirigentes y colaboradores de Peñarol, ingleses y criollos, empleados y no empleados, debieron buscar una solución, una salida negociada y un proceso de transición, Resulta claro que no se trataba de un problema entre ingleses y criollos o entre empleados y no empleados. Se trataba de un problema entre Peñarol y la empresa del Ferrocarril. Para salvar a Peñarol trabajaron aquellos que lo habían fundado, como Percy Sedgfield, Arthur Davenport, Thomas Lewis, los Davies, Isabelino Pérez, junto a quienes habían contribuido decisivamente a su engrandecimiento: Bernabé Pons, John Harley, Edmundo Acebedo, Leonard Crossley, socios empleados, sumados a los no empleados, encabezados por C. Saraví y L. Borretiti. Eran ingleses y criollos, hijos naturales o adoptivos de esta tierra.
10. El 25 de noviembre la Comisión Directiva aprueba un acuerdo para que un grupo de “socios viejos [...] continúen con el club”. Así se hizo. El grupo de socios que se hizo cargo del equipo que continuaría en Liga recibió los trofeos y banderas y la directiva del C.U.R.C.C. comunicó a la Liga que la nueva Comisión, elegida en la Asamblea celebrada el día 13 de diciembre de 1913 “será la que en adelante mantendrá las relaciones estatutarias del Club con la Liga”.
11. Lo que sucedió en la Asamblea de socios de diciembre de 1913, tal como se desprende meridianamente de los textos, fue una separación acordada, consensuada, de la sección fútbol para que este deporte –que era la esencia misma del club en esa época—pudiera continuar practicándolo “federadamente”.
12. Mientras Peñarol se reorganizaba para continuar en la Liga, un grupo de socios empleados del CURCC siguió practicando el fútbol, de manera no competitiva, durante un tiempo. Incluso, jugadores del equipo principal de Peñarol participaron en partidos amistosos del cuadro gremial. Del mismo modo futbolistas, o ex futbolistas como Crossley o Pena seguían practicando cricket en el club. Estas actividades se mantuvieron anémicamente hasta 1915, reducido a menos de 40 socios, como una mera dependencia de la administración, sin asambleas, cobro de cuotas ni actividad de gestión.
13. En 1914 nadie ponía en duda que el verdadero C.U.R.C.C. era Peñarol, que se había desarrollado de club recreativo a club competitivo. Lo que pretendió en su momento la empresa fue una regresión imposible. De modo que el equipo al que todos llamaban Peñarol —fuera CURCC o Club Atlético Peñarol su “razón social”— continuó jugando en la Liga y no sufrió mengua en su plantel de jugadores ni en su popularidad. Miles de aficionados lo seguían en sus partidos y para el Club Nacional de Football, para sus dirigentes y aficionados, continuó siendo su “rival de siempre”.
14. El otorgamiento de la personería jurídica al “Club Atlético Peñarol”, antes denominado “Central Uruguay Railway Cricket Club”, sin que nadie interpusiera ningún recurso en contra, ni nadie menos aun reclamara para sí ese nombre y antigüedad, legitima la continuidad C.U.R.C.C.-Peñarol.
15. Peñarol, ahora independiente de las autoridades del ferrocarril y abriendo los registros sociales a su enorme masa de partidarios, continuó sin solución de continuidad su vínculo con la Liga, de la manera más natural. Por eso la Liga y todos sus clubes afiliados consideraron el hecho como un “mero trámite interno”.
16. En 1914 Peñarol y Nacional ya eran los clásicos rivales. En medio de una rivalidad en la que los aspectos reglamentarios eran discusión de todos los días, Nacional afiliado a la Liga en 1901, hubiese podido reclamar lo que hoy reclama, puesto que en 1914 ya no estaban el Deustcher F.K., el Uruguay Athletic y el Albion F.C., los otros tres fundadores además del CURCC-Peñarol
17. Todos los órganos competentes de su tiempo reconocieron la perfecta legalidad de la transición y siguieron reconociéndolo hasta el presente.
18. De los hechos, de los tozudos hechos, surge, además, la falacia más grande de la posición actual del Club Nacional de Footbal: la renuncia a la polémica jurídica en tiempo y forma y ante los órganos competentes. El Club Nacional de Footbal nunca, jamás ha realizado ninguna gestión jurídica, se ha limitado a usurpar, por la vía de los hechos la atribución de Decano. Solo ha redactado para uso de sus hinchas una serie de alegatos jurídicos de pobre valor probatorio y una creciente hostilidad que derivó en franco agravio hacia las personalidades que llevaron a cabo la transición de 1913 y por extensión a toda la colectividad peñarolense a la que se le acusa de apropiarse de valores simbólicos y de una historia que no les pertenecería.
19. No existe manera de negar, racionalmente, la continuidad histórica de la tradición social y deportiva que nació el 28 de septiembre de 1891 y de la que todos sus partidarios tienen tanto derecho a sentirse orgullosos como los de cualquier otra institución., cuanto más exhaustivamente se analice este proceso histórico, más podremos, los peñarolenses, sentirnos tranquilos y conformes, disfrutando nuestras tradiciones y nuestra historia. Y lo que es más podemos hacerlo sin entrometernos en la historia particular de otras instituciones. Incluso, estaríamos en condiciones de reclamar a las autoridades del club que emprendieran acciones legales y reglamentarias para que el Club Nacional de fútbol no continúe importunándonos, con el agravio de que le habríamos robado a otro club 22 años de historia.
1 comentarios:
en todo caso el que podria venir es el "yaya" R.Lopez, si es el mismo pero no es momia, momia es lemos el ex gallina, habria que ver en que condiciones viene ya se perdio practicamente todo el campeonato en estudiantes por un alecion de la cual aun no esta pronto y ya se le termina el campeonato..
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