Sin compromiso, así fue como increíblemente se comportaron los jugadores de Peñarol hoy en la cancha ya que no solo jugaron el peor partido en lo que va del Apertura, sino que se mostraron totalmente faltos de rebeldía, de garra y en término futbolístico les falto huevo, algo que nunca puede faltar cuando llevas puesta la rayada.
De arranque se notaba al equipo desconcentrado, impreciso y falto de ideas, lo cual se fue evidenciando cada vez más con el transcurso de los minutos y de mayor manera aún cuando llegaron los dos goles del equipo rival que fueron prácticamente uno atrás del otro.
El primer tiempo se fue 2 a 0 abajo y a pesar de estar jugando de manera penosa, todos en el estadio guardabamos esperanza de dar vuelta el encuentro ya que estamos hablando del rey de las hazañas y de dar vuelta resultados.
Sin embargo, en el segundo tiempo los jugadores nos sacaron la duda a los 30.000 Manyas que copamos el Centenario, no habría forma de cambiar el panorama. El juego colectivo era cada vez más pésimo y de lo individual mejor ni hablemos. No dimos más de tres pases seguidos y solamente nos dedicamos a abusar del pelotazo desde el fondo hacia un ataque que se veía claramente opacado e inofensivo.
Luego de tantos errores en el procedimiento, llegó una jugada que inquietó a la defensa bohemia y tras un centro rasante, Rozano marcó el descuento cuando ya jugábamos tiempo adicional.
La frutilla del postre fue lo hecho por Zalayeta, quien no corrió una pelota en todo el partido luego de perder el control de la misma, sin embargo, cuando el enfrentamiento estaba a punto de finalizar, por algún raro motivo decidió perseguir por 40 metros a un jugador rival y cometerle una falta cerca del área que le costó la segunda amonestación y por tanto la expulsión. El primer balón que corrió luego de perderlo y lo hizo para pegar una patada que lo dejará fuera del próximo clásico. Ustedes sacarán sus propias conclusiones, me imaginó que serán similares a las mías.
Ahora habrá que encarar esta semana de lleno pensando en el clásico, que será un partido diferente a todo el resto de los enfrentamientos del campeonato y por eso ambos equipos tienen las mismas chances de quedarse con los tres puntos a pesar que el tradicional rival llegue mejor. Este tipo de partidos se definen en muchas ocasiones por personalidad y temperamento y sin duda tenemos jugadores con esas características pero a esos factores debemos sumarle el juego porque jugando como hoy no tenemos posibilidades de absolutamente nada, así que a levantar la cabeza y salir adelante porque esto es Peñarol y no se admite otra cosa que no sea el triunfo.
Capítulo totalmente aparte para el gran homenaje que la hinchada más hermosa del mundo le brindó a su último ídolo, Pacheco. Primero que nada se desplegó en la Amsterdam una enorme bandera en forma de camiseta con el número 8 en su representación. Luego llegó el ingreso de Wanderers bajo una lluvia de aplausos, a la que le siguió el "ole ole ole ole Tony, Tony", "Va a volver el Tony va a volver". No termino ahí, cuando el choque finalizaba, un hincha Carbonero saltó el alambrado de la Amsterdam y corrió más de 50 metros para entregarle una camiseta a Pacheco en representación de toda la hinchada, a lo que el "Tony" con su infinita grandeza, respondió con un gran abrazo y acompaño amablemente al hincha hasta la puerta de salida del campo de juego, no permitiendo que los policias lo apresaran.
VA A VOLVER, EL TONY VA A VOLVER.
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